Esta escultura de extraordinaria calidad fue documentada como obra de la Roldana por Alfonso Pleguezuelo, profesor de la universidad sevillana. Se trata de un documento autógrafo del archivo del Palacio Real en el que Luisa Roldán solicita al Rey Carlos A II que le conceda un sueldo diario JT que vaya unido al nombramiento como Escultora de Cámara, que era título meramente honorífico y no iba acompañado de ninguna pensión económica. Entre los méritos que menciona para merecer el favor solicitado cita dos esculturas: la “Imagen del Ángel y Niño Nazareno” que el autor identifica la primera con el San Miguel luchando con el diablo, obra firmada conservada en El Escorial, y el Niño Nazareno con el Niño del Dolor, escultura que la reina Mariana de Neoburgo dejará en herencia a su sobrina Isabel de Farnesio. Ésta a su vez hará donación de este legado a la Congregación de San Fermín de los Navarros, probablemente por el aprecio que ambas reinas profesaban a Juan de Goyeneche y a su hijo, el Conde de Saceda, sus respectivos tesoreros, navarros miembros de esa institución, como dio a conocer el P. Pío Sagüés. Parece ser que el San Miguel era una obra para el rey y el Niño Nazareno para la reina, pero se desconoce si fueron encargos reales o si por el contrario fueron regalados por la escultora a los monarcas para lograr su nombramiento. Sí parece que ambas esculturas fueron comenzadas en Cádiz y terminadas en Madrid en 1692 fecha en que declara que lleva año y medio “trabajando en palacio en servicio de Vuestra M. y de la Reina”.
Las nuevas noticias documentales aclaran no sólo la autoría de la Roldana sino las circunstancias que rodearon a la ejecución de la obra, realizada en el propio Alcázar de los Austrias, donde vivía, y con destino a la reina, todo lo cual dice mucho del valor de la imagen. Se trata sin duda de una refinada obra de corte absolutamente primorosa en su concepción y realización. El Niño del Dolor es un Nazareno Niño que camina con la cruz a cuestas y apoya el pie adelantado sobre la esfera del mundo y el de atrás sobre la cabeza de un querubín que, en compañía de otros tres con muecas de tristeza y dolor en los rostros, forman la peana de la figura. Imagen de devoción de la reina que provoca compasión por su expresión de sufrimiento de hondo misticismo. El rostro infantil blando y sensible está enmarcado por una larga melena de rizos como acostumbra a hacer la Roldana en sus figuras de barro. La policromía es exquisita con el predominio del morado y marrón con toques de oro y medallones de temas bíblicos referidos al tema de la Pasión. En el mundo se dibujan mares y océanos. La entonación cálida de la policromía ha sido calificada de valdesiana y adjudicada a Tomás de los Arcos, hermano del marido de la artista, que acostumbra a policromar sus esculturas. Una réplica del Niño del Dolor procedente de las Capuchinas de Madrid se guarda en el convento de san Antón de Granada. El Niño del Dolor es sin duda una obra maestra de doña Luisa Roldán, conocida en la historia del arte como la Roldana.